El desprendimiento de retina es un problema ocular que se produce en una de cada de 10.000 personas al año. Consiste en la separación de la retina neurosensorial.

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El origen del desprendimiento de retina suele ser un desgarro o perforación que permite el paso de fluido vítreo al espacio subretiniano. El desgarro se produce por la tracción que ejerce el humor vítreo sobre ciertas zonas débiles de la retina.

Hay factores predisponentes para la aparición de desprendimientos de retina, los principales son:

  • Miopía magna con lesiones retinianas.
  • Desprendimiento de vítreo.
  • Traumatismos.

Los síntomas suelen aparecen inmediatamente:

  • Visión de destellos de luz (relámpagos, fuegos artificiales…): son manifestación de una tracción sobre la retina.
  • Aumento brusco de la intensidad y número de moscas volantes: son una manifestación de las alteraciones en el vítreo.
  • Visión de una zona negra en el campo visual: Este síntoma se produce cuando la retina ya se ha desprendido.
  • Distorsión de las imágenes y disminución de la visión central: tiene lugar cuando el desprendimiento afecta a la zona central de la retina (la mácula).

La aparición de cualquiera de estos síntomas es un motivo de alarma y requiere una visita urgente a la clínica.

La “mejor prevención” son revisiones periódicas que permitan detectar precozmente cualquier lesión predisponente. Cuando ya se ha producido un desgarro suele ser conveniente la aplicación preventiva del láser de argón para evitar un desprendimiento de retina.

A diferencia de otras patologías no hay mucho que el paciente pueda hacer para evitar que se produzca un desprendimiento de retina.

Dependiendo de la magnitud y características del desprendimiento hay varias opciones quirúrgicas para el tratamiento del desprendimiento:

  • Fotocoagulación láser: Consiste en la aplicación de un láser de Argón que produce una “soldadura” en la parte que rodea  la zona que se ha desprendido. Con la cicatrización de las “quemaduras” del láser se produce un sellado de las dos capas de la retina impidiéndose que el humor vítreo se introduzca entre ellas.
  • Vitrectomía: Es un procedimiento quirúrgico que consiste en la extracción de parte del humor vítreo que se encuentra en el interior del ojo, entre el cristalino y la retina. A continuación se introduce un líquido “más pesado” que favorece la reposición de la retina desprendida. En la misma intervención se aplica láser intraocular para sellar la retina. La intervención concluye con la inyección de un gas expansible que hace presión sobre la retina durante el periodo postoperatorio.
  • Crioterapia: Consiste en la aplicación de frío para producir pequeñas cicatrices en las zonas donde hay una rotura retiniana. Estas cicatrices actúan de manera similar a las generadas por el láser de argón (fotocoagulación); crean una adhesión entre las dos capas de la retina.
  • Retinopexia neumática: Consiste en la introducción de una burbuja de gas, que realiza una presión sobre la rotura de la retina. Se suele utilizar en combinación con la crioterapia, la fotocoagulación con láser de argón o la vitrectomía. Si bien en algunos casos se aplica de manera separada.
  • Cirugía escleral: Se coloca una banda de silicona (cerclaje) alrededor de la esclera (capa más externa del ojo), el objetivo es hacer presión en el exterior del globo ocular para facilitar el cierre de la rotura retiniana.