La DMAE es un proceso degenerativo que afecta a la mácula (parte de la retina responsable de la visión central) y que constituye junto con la catarata la principal razón de pérdida de visión en las personas mayores de 60 años. Actualmente afecta a más de 20 millones de personas en el mundo.

Los síntomas pueden aparecer de repente o ser percibidos a progresivamente a lo largo del tiempo. Esto segundo ocurre especialmente en los casos en los casos de DMAE seca. Los síntomas que se pueden dar son los siguientes:

  • Lineas rectas que se perciben como onduladas (Metamorfopsia).
  • La visión central se vuelve borrosa o nublada, especialmente en ambientes de baja iluminación.
  • Dificultad al distinguir los colores.
  • Un punto ciego en el centro (área oscura o vacía)
  • Mayor dificultad en la lectura.
  • Dificultad al reconocer los rostros.

Hay dos tipos de DMAE: seca (atrófica) y húmeda (exudativa).

DMAE seca: Es el tipo más frecuente (85-90% de los casos), se caracteriza por una acumulación de depósitos proteínicos dentro de la retina, que reciben el nombre de drusas. La DMAE seca puede permanecer estable o progresar a DMAE húmeda, o a una atrofia geográfica que supone una pérdida de fotorrecetores que produce un empeoramiento de la visión y no tiene tratamiento. Las drusas se detectan habitualmente en personas mayores de 60 años (la drusa en sí misma no es patológica). Un incremento del tamaño o número de drusas aumenta el riesgo de padecer DMAE seca o húmeda. Aproximadamente un 10 o 15% de las personas que padecen DMAE seca desarrollarán la DMAE húmeda; el resto de casos pueden permanecer estables o evolucionar a atrofia geográfica. La atrofia geográfica implica una pérdida irreversible de fotorreceptores, sin que se haya producido un crecimiento anormal de vasos sanguíneos y/o fugas de fluidos.

DMAE húmeda: Es la menos común (10-15% de los casos) pero la más agresiva, se produce cuando vasos sanguíneos anómalos de la parte posterior de la retina empiezan a crecer por debajo de la mácula, que es la región de la retina encargada de la visión central. Estos nuevos vasos sanguíneos son frágiles y tienen fugas, esto produce una acumulación de sangre y fluidos que elevan la superficie de la mácula sobre su posición normal, causando cicatrización y la pérdida de fotorreceptores (conos y bastones) que permiten la visión. El daño sobre la mácula tiene lugar rápidamente y, si se deja sin tratar, la DMAE húmeda conduce a una pérdida rápida y progresiva de la visión central.

Suele afectar a:

  • personas mayores de 60 años.
  • personas con familiares directos afectados por la DMAE.
  • mujeres más que a hombres.
  • Fumadores.
  • Gente con obesidad o dieta inadecuada.
  • Hipertensión arterial.

La mayoría de los casos son de DMAE seca y sólo una minoría presenta la forma húmeda.

Al ir unida al envejecimiento no se puede prevenir, se establece la recomendación de llevar una dieta sana con niveles adecuados de colesterol, mantener una presión sanguínea normal, una vida activa con ejercicio físico regular y evitar el tabaco. Además se aconseja:

  • Seguir una dieta sana, rica en vitaminas C y E, selenio y carotenoides (fruta fresca y vegetales de hoja oscura).
  • Tomar vitaminas formuladas específicamente para su salud ocular, aquellas altas en antioxidantes y zinc, como recomienda la AREDS (National Eye Institute’s Age-Related Eeye Disease Study – Instituto Nacional para el Estudio Enfermedades Oculares Relacionadas con la Edad). Estas vitaminas vienen incluidas en la proporción adecuada en preparados farmacéuticos específicos para la DMAE.

Aún no existe, en la actualidad, una solución verdaderamente efectiva para la DMAE seca, pero se están experimentando avances esperanzadores en los últimos tiempos. De hecho ya se ha realizado (octubre 2014) un estudio clínico piloto con células madre  con resultados prometedores. Además se están realizando numerosos estudios clínicos para valorar la efectividad de diferentes tratamientos, algunos ejemplos son:

  • Lampalizumab (o anti-Factor D)
  • Insertos de Acetato de Fluocinolona
  • Brimonidina para DMAE
  • Oracea (Doxiciclina )
  • Hidrocloruro de Emixustato (ACU-4429)
  • Acetato de Glatiramer (Copaxone)

Respecto a la DMAE húmeda en la actualidad existe la posibilidad de inyecciones intravítreas de moléculas antiangiogénicas (Lucentis e Eylea) que evitan la proliferación de los neovasos. Las inyecciones intravítreas están consiguiendo muy buenos resultados frenando el avance de la degeneración e incluso mejorando la visión en muchas ocasiones.

 

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 Rejilla de Snellen de un ojo sano.

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Rejilla de un ojo afectado por DMAE.