Cada mujer reacciona de una forma distinta con los cambios hormonales que se producen durante el embarazo. En ocasiones aumentan las dioptrías, por eso no es recomendable ni operarse, ni cambiar la graduación de las gafas o lentillas, durante el periodo de gestación. En la mayoría de los casos, después del embarazo las dioptrías vuelven a ser las que eran y la visión se estabiliza.